
La concesión de préstamos podría verse frenada por los tipos de interés, así como por la situación en Estados Unidos.
El mayor impacto significativo sobre los préstamos bancarios procede de los tipos de interés. En Estados Unidos se ha producido una ralentización de los préstamos bancarios y puede que se avecine una recesión. Los tipos de interés en esa economía están subiendo.
En México, no tenemos tantos datos recientes como quisiéramos, pero los datos recientes publicados por el gobierno nos muestran dónde estamos y hacia dónde debemos ir.
Hay algunas buenas noticias, pero también vemos que hay que mejorar en otras áreas, como el crédito bancario.
Las palabras pronunciadas y los datos presentados en la Convención que tuvo lugar hace un mes son una buena muestra de dónde nos encontramos actualmente.
Lenta expansión del crédito
Durante la Convención Bancaria que tuvo lugar hace un mes, numerosos ponentes presentaron cifras que ilustran la situación actual.
Según Julio Carranza, quien asumirá la presidencia de la Asociación de Bancos de México (ABM) en 2022, el crédito bancario al sector privado habría superado el 40% del PIB en ese año.
Tardó 15 años en recuperarse y un poco más en superarlo, luego de que hace más de 30 años, antes de la gran crisis del peso, tocara el 25 por ciento. Esta estadística es excelente si se tiene en cuenta que tardó 15 años en recuperarse y un poco más en superarlo.
Las mismas fuentes oficiales, sin embargo, atemperan la celebración, señalando que este nivel global de crédito es inferior al de otras economías con economías similares o algo superiores a la nuestra.
Comparativamente, el crédito bancario al sector privado en España representa el 110 por ciento del PIB, mientras que en Brasil solo supone el 70 por ciento.
Ya no resulta fascinante la comparación con nuestros grandes socios del T-MEC, porque Estados Unidos tiene una relación entre crédito bancario y PIB del 165 por ciento, mientras que la de Canadá es del 135 por ciento.
Arriba se muestra la enérgica respuesta que el Gobierno de Estados Unidos dio a la reciente crisis bancaria.
Los recursos abundan, aunque…
Esto es algo que los banqueros admiten abiertamente, y es correcto.
Tanto el crédito bancario como los recursos están disponibles en México. Según los que tienen el dinero, México nunca ha tenido mayor crédito.
En la Convención más reciente, indicaron que México tiene una capacidad de préstamo de 1.4 billones de pesos.
Según la opinión de los banqueros, el cincuenta por ciento del crédito se otorga a las empresas, el cuarenta por ciento a las familias y el diez por ciento al gobierno. En consecuencia, queda mucho por hacer.
A pesar de que representan ocho de cada diez puestos de trabajo, las pequeñas y medianas empresas solo tienen derecho a un crédito de 15 pesos de cada cien.
Sin embargo, el hecho de que no haya un número suficiente de desencadenantes para activar la financiación a las pequeñas y medianas empresas complica el ciclo crediticio.
A esta falta de criterio contribuyen factores como el reducido historial crediticio, los mayores riesgos y la posición dentro del sector informal.
Los bancos indicaron que colaborarán con los reguladores para ayudar a las PYME a conseguir créditos. A pesar de lo que dicen, no será una tarea sencilla.
Por ejemplo, la concesión de garantías responsables permitiría impulsar los préstamos a este sector. Encontrar el “cómo” hacerlo será todo un reto.
Este debate sobre la forma más eficaz de aumentar el crédito bancario lleva años produciéndose.
La subida de los tipos de interés está “desangrando” a los bancos estadounidenses.
Si tardamos casi tres décadas en superar y rebasar por unos cuantos puntos los niveles de crédito alcanzados antes de aquella brutal crisis de 1995, es lógico que tardemos un poco más en alcanzar los niveles de crédito de Brasil, y tardaremos más de un siglo en apenas igualar el nivel de crédito que hoy reporta Canadá; llegar a Estados Unidos está ya demasiado lejos.
Lo peor de todo es que México posee crédito y liquidez, pero no hay condiciones suficientes para detonar ese gigantesco gatillo crediticio. Todo apunta a la necesidad de un momento de extrema cautela porque es posible que la llave del crédito se cierre por un periodo, como ha sucedido en Estados Unidos.
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