
El Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores se creó en la década de 1970, lo que coincide con el inicio del crecimiento del sector de la vivienda en México. (Infonavit).
Durante el sexenio de Carlos Salinas da Gortari (1988-1994) se realizaron cambios a la Ley Agraria. Uno de estos cambios fue la privatización del ejido, lo que propició un boom de la construcción y el establecimiento de las primeras desarrolladoras de vivienda.
Tanto las Sociedades Financieras de Objeto Limitado (Sofoles) como el Tratado de Libre Comercio (TLCAN) contribuyeron a un aumento del crédito hipotecario y de la financiación a promotores de vivienda en México en el año 1994. Esto ocurrió durante un periodo en el que los bancos no ofrecían dichos servicios.
Desde 1994 hasta 2007-2008
Cuando quebraron y fueron sustituidas por bancos, el papel de las sofoles fue sumamente importante.
Durante los seis años que Vicente Fox fungió como administrador de la vivienda, el Infonavit fue fundamental para entregar la mayor cantidad de viviendas posibles al mayor número de personas.
La continuidad que se dio al Infonavit a lo largo de las administraciones de Vicente Fox y Felipe Calderón, durante las cuales el Victor Manuel Borrás fungió como director general del organismo, le permitió convertirse en un instituto bien administrado, eficaz y lucrativo, que sirvió como columna vertebral del sector vivienda y fue responsable de darle su identidad.
Por su peso administrativo, capacidad organizativa, aspiraciones y disposición a reinvertir sus utilidades, Geo, Homex y Urbi crecieron hasta convertirse en actores clave de la industria de desarrollo de vivienda.
Primero, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador prohibió la expedición de licencias para la construcción de nuevas viviendas, paralizando de hecho la Ciudad de México. Después, surgió una infección.
A pesar de las numerosas incógnitas, creo que la economía sigue creciendo. Hay recursos, suelo, constructores competentes y una buena mano de obra, además de los 1,5 billones de pesos que hay en los bancos.
Por otro lado, somos aprensivos, desconfiados y no tenemos fe en lo que nos depara el futuro. Es imperativo que mantengamos nuestra confianza tanto en el presente como en el futuro.