
Una vivienda decente no llega a ser adecuada. Las decisiones institucionales fomentan el racismo y la división. Este jueves se abordó este tema durante el evento “Día del Racismo y el Territorio”, realizado en el Espacio Cultural Infonavit.
Derecho a la vivienda
El derecho a la vivienda requiere estrictamente de la reivindicación de otros derechos, sin los cuales simplemente no será posible acceder e implementar una vivienda digna. A partir de un análisis crítico de las estructuras institucionales que perpetúan la discriminación y el racismo desde las profundidades, con acciones que parecen inocentes, pero que contribuyen a la segmentación de las poblaciones y a una estandarización de la vivienda que, a lo largo de décadas, ha eliminado cualquier posibilidad de identidad comunitaria, el derecho a la vivienda se impone estrictamente.
El jueves, como parte de la programación del Espacio Cultural Infonavit “Día del Racismo y el Territorio”, se llevó a cabo una mesa redonda titulada “Consecuencias del racismo estructural y sistémico”. Según Carlos Martínez Velázquez, director general de la institución, esta pretendía hacer una autorreflexión sobre las prácticas raciales.
En esta mesa redonda participaron Judith Bautista, integrante del Colectivo para Eliminar el Racismo, Nashieli Ramírez Hernández, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, Carla Escoffié, directora del Centro de Derechos Humanos de la Escuela de Derecho de Monterrey.
Vivienda Digna
Carla Escoffié opina que las instituciones públicas o privadas consideran que la “vivienda digna” solo puede tener éxito dentro de los confines de un marco predeterminado, una forma de vida singular y una colección de materiales y tipologías. El ponente se refirió a esto como uno de los muchos pequeños grandes actos de comportamiento sistémico racista y clasista.
“Que reflexionemos sobre la diferencia entre vivienda digna y vivienda adecuada y, sobre todo, que visibilicemos cómo históricamente el Estado mexicano ha ido esquilmando y destruyendo las tipologías de vivienda indígena en nuestro país y, sobre todo, qué podemos hacer ahora para que las políticas de vivienda potencialicen esta diversidad de habitar y no reproduzcan, como ha sucedido desde hace varias décadas, una sola idea de habitar” es sabio, dijo Escoffié.
Los representantes del Infonavit deben investigar “cómo se configura el proceso de toma de decisiones y quién ocupa los espacios fundamentales y con base en qué alcances”, como recomendó Judith Bautista.
Para concluir, Nashieli Ramírez afirmó que “cuando hablamos de racismo, no estamos hablando exclusivamente de actitudes racistas individuales, sino de un racismo estructural que provoca un déficit de derechos humanos.” Continuó diciendo que “cualquier indicador, ya sea de derechos económicos, sociales, culturales y medioambientales, incluido el derecho a la vivienda, tiene un componente racializado”.
Carla Escoffié llegó a la siguiente conclusión al final de su debate: “debemos pensar en mecanismos de política de vivienda que no solo reproduzcan, sino que también mitiguen, reparen e incluso liberen a la vivienda de las formas institucionales de violencia”.
Avances
A partir de estas primeras recomendaciones, se realizó la mesa titulada “El camino de las mujeres ancestrales”. “Mujeres mayas tejiendo resistencia”, en la que participaron Valeria Contreras, Johana Pérez y Adriana Uex, tres activistas mayas.
El turismo cambió a la gente. Valeria Contreras observó que el crecimiento del turismo ha provocado que las comunidades mayas se reubiquen o alteren la dinámica de sus pueblos.
“Cuando se habla del mundo maya, de la Riviera Maya, uno de los discursos es que estamos abandonados”, dijo Adriana Uex. Además, agregó “Mira cuántos proyectos extractivistas hay en nuestra región; nos los intentan vender como progreso, pero lo único que hacen es alejarnos de nosotros mismos y de los lugares que llamamos hogar. Por eso, muchas veces nos cuestionamos a quiénes nombramos realmente como expertos, así como por qué los blancos con doctorados siguen apropiándose de nuestros conocimientos. Aparecen, extraen lo que quieren, lo utilizan para sí mismos y luego se atribuyen el mérito de toda esa información”.
“Es penoso presenciar cómo los empleados de la comunidad reciben relativamente poco por agotadoras jornadas de trabajo para un megaproyecto que no se solicitó”, dijo Valeria Contreras, quien llamó la atención sobre el hecho de que “Maya” se haya convertido en Riviera Maya y Tren Maya. Hay varias iniciativas en la Península de Yucatán que no son consultadas. Al no preguntar a los lugareños qué quieren en sus comunidades, los encargados de tomar decisiones están contribuyendo a perpetuar el racismo medioambiental, así como el racismo estructural y sistémico.
La Uex llegó a la siguiente conclusión: “necesitamos que los gobernantes creen las condiciones y cedan los espacios que no les corresponden (…) estamos cansados de resistir y por eso estamos construyendo desde los pueblos y comunidades indígenas, porque no necesitamos que nos den voz, ya tenemos voz (…) no somos vulnerables, pero estamos siendo violentados, el sistema siempre nos ha violentado”.
La vivienda digna es un derecho, pero ¿qué pasa con los que no pueden pagarla? ¿Discriminación?
La vivienda digna es un derecho fundamental, pero no podemos ignorar los retos económicos que enfrentan algunas personas. En lugar de hablar de discriminación, deberíamos buscar soluciones inclusivas y asequibles para garantizar que todos tengan acceso a una vivienda digna.
Estoy de acuerdo con que el racismo afecta el acceso a una vivienda digna. #JusticiaParaTodos
Totalmente de acuerdo. Es inaceptable que el racismo siga afectando la vida de las personas en pleno siglo XXI. Es hora de que se tome acción y se garantice la igualdad de oportunidades para todos. #NoAlRacismo #IgualdadDeDerechos
¿Y qué tal si en lugar de hablar de vivienda digna hablamos de trabajo digno?